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"El cambio es la única cosa inmutable" 

Arthur Schopenhauer

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  • Foto del escritorBoyan Tsonev

Israel tira, Rusia no afloja

Hoy se cumplen 3 semanas del derribo de un avión Ilyushin-20 ruso frente a las costas Sirias. El derribo se produjo al mismo tiempo que Israel llevaba a cabo un nuevo ataque contra instalaciones militares cerca de la zona. En este artículo vamos a tratar de arrojar más luz sobre los hechos de aquella noche y analizar las consecuencias que tendrá para el equilibrio armamentístico de los distintos actores en el conflicto Sirio.

 

El 17 de septiembre, aproximadamente sobre las 22 horas, hora local, la torre de control de la base rusa de Hmeimim, en Siria, perdió contacto con un avión ruso de reconocimiento y espionaje electrónico modelo Ilyushin-20 el cual llevaba 15 tripulantes a bordo. Unos minutos antes se detectaron proyectiles procedentes del Mediterráneo que impactaban al norte de Latakia. Las defensas antiaéreas sirias fueron puestas en estado de alerta ya que todo parecía presagiar un nuevo ataque coordinado por parte de la coalición liderada por EE.UU.

Conforme pasaban los minutos empezó a hacerse pública más información. Las FDI (fuerzas de defensa israelíes) comunicaban a través de sus canales oficiales que un grupo de cuatro cazabombarderos F-16 estaban efectuando lanzamientos de bombas guiadas (GBU-39) contra supuestas bases y almacenes de Hezbollah. Al mismo tiempo, el Ministerio de Defensa Ruso (MDR) añadía que el control aeroespacial ruso había detectado también lanzamientos procedentes de la fragata francesa Auvergne, situada a escasos kilómetros de la costa este de Chipre. Estas informaciones fueron rotundamente negadas por el portavoz del Estado Mayor francés, el coronel Patrik Steiger.


Durante la madrugada, el Ministerio de Defensa ruso hizo público que el Il-20 con el que se había perdido contacto se preparaba para aterrizar en la base de Hmeimim y que las últimas comunicaciones con la nave se produjeron cuando ésta se encontraba a 35 kilómetros de la base, sobre el mar Mediterráneo, cerca de donde se registraron los lanzamientos de los proyectiles. La misión de búsqueda y rescate de la tripulación ya estaba en marcha. A partir de entonces se sucedieron una serie de cruces de acusaciones entre Rusia e Israel. En primer lugar, organismos oficiales rusos afirmaron en un comunicado que el Il-20 fue derribado como consecuencia del impacto de un misil procedente de una batería de defensa siria S-200, comunicado que fue rápidamente interpretado por muchos medios de comunicación como una reprimenda de Rusia a Siria. No obstante aún faltaban por publicarse más datos. El MDR citó registros del control aeroespacial ruso, según los cuales los cazabombarderos F-16 israelíes habrían utilizado al avión ruso, de mayor sección de cruce en el radar, más lento y con menor capacidad de respuesta como “escudo” para evitar ser alcanzados durante su retirada por las defensas sirias. Las FDI negaban rápidamente esas acusaciones y su portavoz comunicaba que: “El fuego indiscriminado e ineficaz de las defensas antiaéreas sirias causaron el derribo del avión ruso” y añadía “Cuando el ejército sirio lanzó los misiles que impactaron en el avión ruso, los cazas de la FAI ya estaban en espacio aéreo israelí. Durante la incursión en Latakia, el avión ruso que fue alcanzado no estaba dentro de nuestra zona de operaciones” Posteriormente se transmitía el pésame y se dirigía toda la culpa del suceso hacia el ejército Sirio.


Ante el aumento palpable de las tensiones con Israel, el 18 de septiembre, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, comentó el incidente y afirmó que: “este triste suceso se debe a una cadena de trágicas circunstancias accidentales”. Evidentemente se trataba de un intento por calmar los ánimos, no obstante, según la agencia de noticias Interfax, Rusia ya había comunicado a Israel que “no vamos a dejar semejantes acciones, semejantes pasos, sin respuesta”.


El 23 de septiembre, en una rueda de prensa oficial, el portavoz del MDR, Ígor Konashenkov, que ya nos tiene habituados a realizar detalladas presentaciones, hizo públicos detalles hasta entonces secretos del suceso. Su presentación iba acompañada de un video interactivo y de varios mapas procedentes de satélites de control aéreo pertenecientes al denominado “sistema Plutón”. Entre las numerosas informaciones aportadas, Konashenkov afirmó que a pesar de que existe un acuerdo escrito con Israel para evitar semejantes sucesos, Israel incumplió su deber de comunicar de antemano su incursión. Según la versión rusa, Israel comunicó a Rusia su intención de bombardear Siria tan solo 1 minuto antes de que se produjesen los primeros disparos, además de eso aseguran que Israel mintió acerca del lugar donde tenían planeado el ataque. Dada esa situación, el mando ruso de Hmeimim ordenó al Il-20, que por aquel entonces estaba realizando una misión de reconocimiento, regresar de inmediato a la base. En anteriores ocasiones Israel ha cumplido el acuerdo (aproximadamente 200 en los últimos dos años, según el NY Times). Konashenkov añadió que los israelíes sabían que las defensas sirias y rusas utilizan una identificación amigo/enemigo distinta y que por tanto sería fácil confundir a los sistemas de radar sirios y hacer pasar al avión ruso por enemigo si aviones israelíes se cruzaban en su trayectoria durante su etapa descenso para el aterrizaje. Todas las informaciones aportadas por el MDR han sido tachadas de incorrectas por parte de Israel, quienes se han limitado a afirmar que habían avisado con tiempo y detalle acerca de sus planes y aseguran una vez más que toda la culpa del derribo debe recaer sobre el ejército sirio.


La ruta de ataque y retirada de los aviones Israelíes (en azul), su zona de bombardeo (círculos azules) y la ruta que siguió el IL-20 (en rojo) hasta que se perdió contacto. También aparece la posición de la fragata francesa "Auvergne", vigilada de cerca por el barco patrulla ruso "Inquisitivo" Fuente: Ministerio de Defensa Ruso

Un día más tarde, el ministro de defensa ruso, Serguei Shoigu, comunicaba que Rusia enviaría sistemas de defensa S-300 a Siria, para sustituir a los ya desfasados S-200. La presencia del sistema S-300 en Siria representa un verdadero quebradero de cabeza no solo para Israel, sino para toda la coalición internacional liderada por EE.UU que realiza vuelos en Siria. El sistema más parecido en el mercado sería el Patriot estadounidense. No obstante, a pesar de que ambos sistemas están diseñados para contrarrestar objetivos aerodinámicos (aviones y misiles convencionales) y para alcanzar misiles balísticos (nucleares o tácticos) en este caso se trata de establecer una defensa contra los primeros. El “árbol genealógico” del sistema S-300 dispone de más de una docena de versiones, pero según declaraciones del MDR la versión proporcionada a Siria dispone de unos misiles 48N6E2 con un alcance aproximado de 200 km. Como ejemplo: los más modernos sistemas Patriot PAC-2 y Patriot PAC-3, considerando que utilizan su versión más actualizada y teniendo en cuenta las pruebas que han realizado (los datos varían según la fuente militar, he utilizado los que arrojan cifras más positivas, además de versiones experimentales), tienen como máximo un alcance de entre 40 y 90 km contra objetivos aerodinámicos y una capacidad dos veces inferior al S-300 en cuanto a la altura que alcanzan sus misiles contra dichos objetivos Por su parte, el denominado “Iron Dome” o “Cúpula de hierro” que Israel utiliza, tiene como máximo un alcance de 70 km.

El alcance de los sistemas proporcionados a Siria parece indicar que se trataría del S-300PMU-2 Favorit, la versión más moderna (1997) para exportación de la familia del S-300. Dicho modelo dispone de un radar con un alcance de 300 km, puede detectar 100 objetivos y atacar 36 de ellos a la vez guiando a 72 misiles. Evidentemente esto otorga a Siria una capacidad de defensa antiaérea muy significativa y reduce en gran manera la capacidad aérea y antiaérea israelí ya que la proximidad geográfica haría que sus aviones sean detectados y fijados como objetivo más pronto que hasta ahora. Además de esto, el escaso alcance de los sistemas del “Iron Dome” imposibilitaría el derribo de los misiles antiaéreos sirios. Esto obligaría a Israel a emplear misiles más novedosos y con mayor alcance, pero también más caros, como los “David´s sling” (Honda de David). Hay que tener en cuenta también que Rusia dispone de los sistemas S-300 y los novedosos S-400 (alcance de 250 km) para defender sus bases en Siria, pero nunca han intervenido hasta ahora, sólo lo harán si sus bases son directamente puestas en peligro.

El pasado abril, tras los ataques de la coalición, Rusia anunció estar dispuesta a suministrar los S-300. Esto provocó protestas por parte del gobierno israelí, el cual declaró que en caso de ser entregados se vería obligado a destruirlos. Por su parte Rusia advirtió de graves secuelas en caso de un ataque contra los S-300. Tras la visita de Netanyahu a Rusia en mayo el asunto quedó zanjado y el envío se canceló. El derribo del IL-20 cambió las reglas de juego.


S-300 a su llegada a Siria el pasado martes. Fuente: Rutply

En principio no estaba clara la cantidad de sistemas S-300 que serían suministrados a Siria, pero el pasado martes pudimos salir de dudas, en total, 49 piezas de equipamiento militar entre radares, vehículos de control y lanzadores. “Un sistema de defensa y control unificado será completado para el 20 de octubre”, afirmó Shoigu ante el Consejo de Seguridad. También añadió que Rusia “atascaría” la navegación por satélite, los radares a bordo y los sistemas de comunicación de los aviones de combate extranjeros en Siria. Por si no pareciese suficiente, el ministro de asuntos militares de Israel, Avigdor Lieberman, ha declarado que aunque a Israel no le agrada la presencia de dichas armas en Siria, las FDI seguirán realizando operaciones en el territorio, y añadió: “Una cosa tiene que ser clara: si alguien dispara a nuestros aviones, los destruiremos. No importa si se trata de un S-300 o un S-700”. Por su parte EE.UU, socio clave de Israel, ha afirmado que el envío de los S-300 no representa ningún cambio. El Pentágono ha llegado a afirmar que “ha sido una respuesta instintiva de los rusos”.


Pese a todo esto, se han obviado ciertos datos. Rusia y Siria disponían de un acuerdo de suministro de sistemas S-300 y entrenamiento a futuros operadores sirios desde antes del inicio de la guerra civil, en 2011. El inicio de la misma y la necesidad de cooperar y ceder ante distintos actores de la región, entre ellos Israel, hicieron que Rusia se echase para atrás en cuanto a la venta de dichos sistemas. Evidentemente los operadores sirios no pudieron completar su entrenamiento y a día de hoy se desconoce cuántos de ellos continúan con vida, eso sin tener en cuenta que han transcurrido 7 años desde que se interrumpiese su entrenamiento, al menos oficialmente. Shoigu ha afirmado que Rusia entrenará a operadores que estarán listos para el combate dentro de 3 meses. Hasta entonces, irónicamente, los sistemas proporcionados al ejército sirio estarán dirigidos por operadores rusos. Los S-300 han arrojado muy buenos resultados en todas las pruebas a las que han sido sometidos, pero nunca han tomado parte en un conflicto real. Israel por su parte parece decidida a emplear los novedosos F-35, de tecnología furtiva, para contrarrestar a los S-300. Para algunos analistas ésta decisión parece indicar que Israel va a optar por emplear aviones más difíciles de detectar, para evitar así un eventual derribo y continuar con sus incursiones en Siria. Otros en cambio consideran que el empleo de los F-35 tiene la única intención de destruir las nuevas armas de los sirios. Ambas teorías pueden entrañar peligro, al menos, durante el tiempo en el cual los S-300 cuenten con operadores rusos. La situación actual en la zona parece decantar la balanza hacia la alianza que integran Rusia, Siria e Irán, éste último también cuenta con los S-300. Tendremos que aguardar para ver cómo será la siguiente acción de Israel o de la Coalición. Pese a esto, ninguna de las partes debería subestimar las capacidades del contrario, es necesario trabajar para restablecer un procedimiento de comunicación y control aéreo eficaz, evitando así que una nueva desgracia lleve a otra escalada de tensión y armamentos en una zona de por sí ya tensa.


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