Se vislumbra el caos ante los resultados de ayer. La izquierda por primera vez en casi 40 años no suma para mantener la Junta de Andalucía y, por primera vez, la unión de las tres derechas arrebata el liderazgo al PSOE en su eterna hegemonía.
Aún es pronto para calibrar el resultado de los comicios de ayer, pero son una patada al tablero político nacional y una quiebra del andaluz.
La jornada de ayer deja varios puntos que analizar de estas elecciones: el primero, la entrada con tanta potencia de VOX en el parlamento, 12 escaños y el 11% de los votos, puede ser el trampolín hacia el resto de los parlamentos autonómicos y plenos municipales (sin olvidar que esta vez, las elecciones coinciden con las europeas), y con una de las llaves para gobernar Andalucía.
El centro derecha del PP mantiene el liderato de este espacio, aunque cae y retrocede, puede hacerse con una mayoría en el Parlamento y gobernar por primera vez en la historia, eso sí, tendrá que poner de acuerdo a Ciudadanos y Vox.
Ciudadanos por su lado crece y crece bastante, del 9 al 18%, y consigue arrebatarle la tercera plaza a Podemos+IU tanto en votos como en escaños al situarse con 21. Si bien no logra arrebatar la primera plaza al PP como partido de centro-derecha, puede darse un pacto estilo “Borgen” en el que Ciudadanos gobierne apoyado por el PSOE y tan solo un diputado de Adelante Andalucía, o la abstención de esta en segunda ronda de investidura.
En el ámbito de la izquierda los resultados son catastróficos, en especial para el PSOE, que profundiza su suelo electoral del 33 al 28% y tan solo 33 escaños. Quién sabe si su gestión política, su intento de venirse a Madrid, su enemistad con Pedro Sánchez o el juego de muchos socialistas con el ámbito territorial comprando el discurso de la derecha frente a los independentistas catalanes, ha abonado el terreno para que la extrema derecha florezca en Andalucía.
Por el flanco izquierdo, aún más triste es el resultado de Adelante Andalucía, la apuesta personal y el pulso de Teresa Rodríguez frente a “Madrid” de crear una confluencia con IU y fuerzas andalucistas para que sea un nuevo sujeto político, la coalición ha visto retroceder 3 escaños y hasta 5 puntos respecto a las elecciones pasadas, cuando concurrieron separadas. Además, cede la tercera plaza a Ciudadanos y ve lejos su sueño de ser segunda fuerza en Andalucía. Sin embargo, sus votos pueden ser decisivos a la hora de sustentar un Gobierno y evitar así que dependa de los votos de Vox.
Por las declaraciones de los principales líderes, todos quieren intentar ser investidos, Susana Díaz, Juanma Moreno y Juan Marín se han mostrado favorables a ello, por lo que es pronto predecir quién lo tiene más fácil a priori.
Tanto Ciudadanos como PP, segunda o tercera fuerza, de lograrlo se enfrentarían a su discurso de “dejar gobernar a la lista más votada” o de ilegitimidad en este caso al referirse al Presidente del Gobierno por no haber ganado unas elecciones. Huelga decir que, de necesitar los votos de la extrema derecha, ninguno de ellos rechazaría sus votos o haría críticas hacia ellos.
Cuando empecemos a ver movimientos será en la conformación del Parlamento y la elección de su presidente, clave será ver los pactos y el reparto de asientos.
Aunque, podemos dar por seguro que, ante tal golpe electoral, Sánchez extenderá la legislatura todo lo posible, si aún tenía alguna duda, para ver como cuaja y se desarrolla el fenómeno VOX y se enfrían los ánimos en las movilizadas derechas.
Este toque de atención en Moncloa, seguramente haga sonar las alarmas para que el Gobierno intente sacar adelante unos presupuestos que están en dique seco, y con el aviso a navegantes que ha dado la extrema derecha en estos comicios, seguramente los nacionalistas vascos y catalanes se muestren más dispuestos a votar a favor de ellos. Sánchez tendrá que tirar de BOE y no de avisar con que viene la extrema derecha si quiere mantenerse en el poder.
Esta Legislatura que nace en Andalucía seguramente tenga recorrido corto, pactos antinaturales, pelea de poder en las derechas, por lo que es previsible que ni se llegue a los 2 años, eso sí, podrá ser la antesala de un eventual gobierno tripartito de derechas a escala nacional.